Si alguna vez nos hemos cruzado, es muy probable que me hayas dicho:
«Oh, qué bien hueles.» Me pasa todo el tiempo. Pero lo curioso no es el aroma en sí, sino todo lo que lo acompaña.
No uso perfume. El olor que percibes son los aceites esenciales, almas vivas de la naturaleza que me acompañan cada día: en sesiones, masajes, clases de yoga… No los uso solo para oler bien, sino para sentirlos, escucharlos y dejar que hablen.
Desde niña supe que la naturaleza sana, equilibra y transforma. Somos parte de ella, aunque a veces lo olvidemos. Y los aceites esenciales son su lenguaje más puro. No solo perfuman un espacio, sino que transmiten mensajes, memoria y propósito.
Durante años los experimenté en mí como un ritual: cada semana elegía un aceite… o más bien, él me elegía a mí. Observaba cómo actuaba en mi cuerpo, emociones y energía. Me maravilla ver cómo un mismo aceite transmite mensajes distintos a cada persona, llegando justo cuando lo necesitas.
Así un día empecé a compartir con otras personas y nació el Oráculo de los Aceites Esenciales, un espacio donde los aceites no se eligen con la mente, sino con la intuición. En sesiones individuales o grupales, conectamos con el momento presente a través de la visualización, la escucha y la sensibilidad. Desde ahí, creamos una sinergia personalizada, un perfume medicinal que guía y acompaña tu proceso.
Y cuando la sinergia está lista, te entrego el mensaje que el aceite tiene para ti. Porque cada aroma trae consigo una verdad, una guía, un susurro de la naturaleza para ayudarte a sanar.
Cuando un aceite te elige, es porque tiene algo que decirte.
La naturaleza siempre nos habla. Solo hay que estar dispuestos a escuchar.
Si alguna vez un olor te ha llevado a un recuerdo, a una emoción inesperada, o te ha hecho sentir algo profundo… ya has sentido su magia.
Si sientes que este es tu momento, aquí estoy.